El presidente francés, Emmanuel Macron, ha vuelto al centro de la diplomacia mundial, buscando mejorar las relaciones con el presidente Donald Trump, defendiendo un plan de paz para Ucrania junto con su homólogo británico y viendo cómo su deseo de larga data de impulsar la defensa europea se hace realidad.

Hace seis meses, Macron parecía más débil que nunca después de que su llamado a elecciones legislativas anticipadas produjo un parlamento sin mayoría, lo que desencadenó una crisis sin precedentes.

Conocido por su activismo político ininterrumpido, Macron cambió su enfoque hacia la política exterior, dejando las luchas internas en gran medida al primer ministro.

Ahora, aparece como el único líder que habla con Trump varias veces por semana y toma la iniciativa en el apoyo europeo a Ucrania, al tiempo que se posiciona como el comandante en jefe de la única potencia nuclear de la Unión Europea.

Fue el primer líder europeo que visitó a Trump desde su reelección, buscando persuadirlo de que no abandonara Ucrania en pos de un acuerdo de paz con Rusia.

Macron también es un peso pesado de la política europea, y el cambio de las políticas estadounidenses dio impulso a sus opiniones de larga data.

Desde que fue elegido por primera vez en 2017, Macron ha presionado por una Europa más fuerte y soberana. Ese mismo año, en un discurso contundente en la Universidad de la Sorbona, pidió una política de defensa europea común, con una mayor cooperación militar e iniciativas de defensa conjuntas.

Más tarde lamentó la muerte cerebral de la alianza militar de la OTAN, insistiendo en que la UE debería intensificar sus esfuerzos y comenzar a actuar como una potencia mundial estratégica.

El jueves, los líderes de la UE se comprometieron a fortalecer las defensas y liberar cientos de miles de millones de euros para la seguridad a raíz de las advertencias de Trump de que podrían enfrentar solos la amenaza rusa.

En una rotunda declaración la semana pasada, Macron anunció que discutiría la extensión de la disuasión nuclear de Francia a los socios europeos para ayudar a proteger el continente.

La energía nuclear de Francia es heredada de la estrategia establecida por el héroe de la guerra, el general Charles de Gaulle, presidente de 1958 a 1969, que buscó mantener la independencia de Francia de los EE. UU. y afirmar el papel del país como potencia global.

Esto pasó por el desarrollo de un arsenal nuclear francés independiente.

Polonia y los países bálticos acogieron favorablemente la propuesta.

El ministro francés de Asuntos Europeos, Benjamin Haddad, elogió los esfuerzos de Macron y dijo que estaban dirigidos a garantizar que “frente a esta convulsión mundial, los europeos no sean espectadores sino actores”.

Algunos otros actores clave parecen respaldar el enfoque de Macron.

El primer ministro británico, Keir Starmer, en el cargo durante ocho meses, ha buscado una cooperación de defensa más estrecha con Europa como parte de un reinicio con la UE después de años de amargura por el Brexit.

Macron y Starmer están encabezando ahora una campaña diplomática desesperada para reforzar las defensas de Ucrania, elaborando un plan de paz con Kiev como núcleo. Ese plan incluye la posibilidad de enviar tropas europeas a Ucrania para hacer cumplir un posible acuerdo de paz.

Mientras tanto, el ganador de las elecciones conservadoras de Alemania, Friedrich Merz, dijo que su máxima prioridad sería fortalecer a Europa lo antes posible y avanzar gradualmente hacia una independencia real de los EE. UU.

Solo tres días después de su victoria el mes pasado, Merz, que ha pedido una discusión sobre el intercambio nuclear con Francia, viajó a París para una cena de trabajo con Macron.

No se hizo ninguna declaración después de la reunión, pero funcionarios franceses con conocimiento del asunto dijeron que las visiones de ambos hombres sobre Europa coinciden. Hablaron bajo anonimato porque las conversaciones no debían hacerse públicas.