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Trump muestra tropas en la frontera sur y causa fricción con México

La frontera sur de los Estados Unidos se calienta todos los días, y no por razones climáticas sino políticas. El despliegue de un gran contingente de soldados estadounidenses en el área hizo que las alarmas saltaran en México, su principal socio comercial en la región.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, anunció que envió “una nota diplomática” al gobierno de Donald Trump para pedir “respeto” a su país y exigir que su ejército “no transfiera la frontera”.

Si bien se sabe que el tema indignó a las autoridades mexicanas, Sheinbaum buscó reducir su tono y dijo que “hay diálogo” con su pareja estadounidense, quien le pidió que continuara manteniendo la “colaboración en términos de seguridad”.

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“No sabemos si es para continuar construyendo el muro o cuál sería el objetivo. Pero de todos modos, lo que pedimos es siempre respeto y coordinación”, dijo el presidente mexicano, refiriéndose al muro que Trump comenzó a plantear en su primer mandato. “Es su decisión, autónoma, de su propio territorio”, agregó el gobernante mexicano.

Claudia Sheinbaum y Donald Trump

El objetivo de la misión militar

Estados Unidos anunció el martes pasado que desplegará militares durante tres años en un área de 443 kilómetros cuadrados del estado de Nuevo México, frontera con el vecino su vecino del sur.

Allí se instalará una base desde donde operará los militares y las patrullas a lo largo de una extensión que también incluye parte de los Estados de California y Arizona.

La misión tiene como objetivo construir una “infraestructura para prevenir” la migración irregular y el tráfico de drogas, dijo el Secretario de Interior de los Estados Unidos, Doug Burgum.

El Departamento de Defensa planea construir barreras fronterizas, cercas adicionales y equipos de detección y monitoreo de lugares.

No fue la única medida. En marzo pasado, el Ministerio de Defensa de los Estados Unidos envió dos barcos que destruyen misiles, uno en el Golfo de México y otro en su costa oeste, para apoyar las tareas de seguridad fronteriza.

Hay 3.200 kilómetros de frontera entre los dos países, pero uno de los puntos más porosos y donde los grandes carteles mexicanos envían fentanilo y cocaína es la región de Nuevo México.

Como la actividad secundaria, que cada día se vuelve más relevante para las ganancias que deja, se dedican al tráfico de personas.

Al otro lado de Nuevo México está la temida Ciudad Juárez, y el estado de Sinaloa, donde operan los grandes carteles criminales, con un gigantesco poder económico y de fuego.

Es una geografía agregada que los delincuentes aprovechan la oportunidad para evitar la vigilancia. Los miembros de los carteles conocen las características del área, que facilita el paso de drogas y migrantes.

El tráfico de drogas narcóticas es un tema central para la administración de Trump, pero también existe la obsesión del presidente republicano para detener la entrada de migrantes, según lo prometido en su campaña.

“Nuestra frontera sur está bajo ataque”, dijo el presidente Trump cuando anunció la “misión militar para sellar la frontera sur y repeler las invasiones”.

“La complejidad de la situación actual requiere que nuestro ejército asumiera un papel más directo para garantizar nuestra frontera sur que en el pasado reciente”, agregó.

No es la primera vez que Trump señala esa área. En su primer mandato ya había transferido el control del territorio a las fuerzas armadas para construir el controvertido muro fronterizo para detener la migración ilegal. Solo se construyó un sector.

Ahora otras medidas también están implementando que, según las cifras oficiales, están logrando su objetivo. De los 189,000 casos de cruces irregulares que estaban en esa sección de la frontera el año pasado, bajó a 7,200 en marzo de este año.

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La desconfianza de los Estados Unidos con fuerzas mexicanas

El gobierno de Trump tiene una buena relación con la de Claudia Sheinbaum, quien sigue las mismas políticas de su predecesor y mentor político, el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, con respecto a los carteles.

El presidente cree más en el diálogo que en la fuerza, y es por eso que las medidas suelen ser laxas. Uno de los principales fue el intercambio de armas por efectivo que llamó “sí al desarme, sí a la paz”.

Hasta ahora recibieron 540 armas con este plan. Lejos de la idea de “desarmar” México: el gobierno estima que hay 15 millones de armas en circulación en el país. Esto hizo que el tráfico de drogas creciera en poder y dimensión.

Trump ironó sobre el tema en una de las últimas entrevistas. “De hecho, creo que los carteles controlan grandes áreas de México. Y no quiero decir eso, porque me llevo muy bien con el presidente”, dijo.

Lo que hizo Sheinbaum es desplegar 10,000 militares mexicanos en toda la zona fronteriza con Estados Unidos para actuar como un muro de contención contra el tráfico de drogas y los migrantes.

Por supuesto, tomó esa medida presionada durante las negociaciones con el presidente Trump para evitar aranceles del 25% en las exportaciones mexicanas.

Las agencias de seguridad de los Estados Unidos, como la DEA, no confían en el personal mexicano, tanto en propiedades policiales como militares. Consideran que fueron capturados por los carteles, que asignan grandes cantidades en los sobornos.

El problema está lejos de encontrar una solución. Y los militares continúan acumulándose en un borde complejo que se está sobrecalentando.

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