Reforma de pensiones, la próxima prueba de fuego fiscal y político del gobierno

El gobierno pasó su semana más importante al evaluar la gestión económica. La confirmación de un desembolso de US $ 20,000 millones, de los cuales US $ 12,000 millones ya llegaron, para capitalizar el saldo del banco central fue la clave que desbloquea una de las complicaciones más grandes que tuvo la economía argentina de los últimos años: las acciones al dólar.
En el mismo movimiento en el que se anunció el acuerdo con el FMI, el gobierno informó el levantamiento de las acciones y el comienzo de un nuevo régimen de gestión de intercambio, con bandas en las que el valor de la moneda flotaría, admitiendo la intervención de lo central si es necesario.
Todas las expectativas se centraron en el comportamiento de los mercados y los diferentes agentes económicos durante los primeros días después de la serie: pero no hubo exceso de exceso ni una fuerte devaluación del peso o la tensión de intercambio. Como los analistas consultaron el domingo pasado anticipado por el perfil Córdoba (Gastón Utrera, Nicolás Alfonso, Agustín Arregy) había euforia en los mercados y un intercambio cuasi pax.
Como se conocía horas después, el apoyo del FMI llegó con varios asteriscos, pidiendo avanzar en reformas de fondo, rediseñar los sistemas de impuestos, mano de obra y pensiones. Un lugar común por el organismo multinacional. Pero eso hoy tiene más posibilidades de ser escuchado. 24 horas después del primer desembolso, el jefe del gabinete Guillermo Francos confirmó la prioridad del gobierno al afirmar que “para diciembre comenzaremos a hablar sobre estos temas, con un congreso renovado con diputados y senadores”.
Diagnóstico. El sistema de pensiones argentino, que agrega todos sus subsistemas, genera contribuciones para aproximadamente 9 millones de personas y se estima que solo 1 de cada 5 contribuyentes (que incorporan jubilaciones provinciales) contribuyeron al sistema que cumple con todos los años y sin ninguna moratoria. Es decir, solo el 20% se encuentra en la fórmula general y con contribuciones completas por día, hay otro 20% que constituyen diferentes modalidades de regímenes especiales (hay ejemplos en las cajas provinciales) y hay un 60% que se agregó a través de algún esquema de moratorios, por caso, años de compra. La última moratoria, que acaba de derrotar a fines de marzo y no se extenderá a más de 580,000 personas.
Otra forma de tomar una dimensión de lo que sucedió en los últimos años al considerar los gastos de pensión en relación con el PIB. Y en el sentido se estima que para 2004, antes del inicio de la moratoria, el sistema de pensiones representaba 4.3 puntos del PIB. Poco más de 20 años después, ese valor es de 7.6 puntos del PIB, casi cerca de haberse duplicado.
Considere en relación con la recolección también puede servir. Hoy, el estado recauda el 23% del PIB, es decir, el gasto de pensión está cerca de un tercio de todo lo que se recauda. Y a lo largo de los años incluso superó otro elemento sensible, como la inversión en educación. El 6% histórico del presupuesto educativo, hoy posiblemente menos, fue superado por la interrupción en la jubilación y las pensiones.
“En 2004 comienzan las moratorias y desde allí el gasto se duplica. No era deseable estar con el nivel de cobertura que tuvimos en 2004 y algo tuvo que hacerse, pero no fue bueno para la forma en que se resolvió porque el beneficio se equiparó para alguien que no contribuyó con el de alguien que sí contribuyó”, dice el economista Patricio Canalis, de Idesa.
Canalis sostiene que en la mayoría de los países de Latam se diseñan una política específica para la sostenibilidad del sistema y el apoyo para aquellos mayores de 65 años.
“La medida principal es una pensión no contributiva. No equipararla con una pensión contribuyente porque los estímulos de contribución se rompen y se da otro peso en las finanzas. Otro enfoque es reconocer los años de contribución a las personas, que también se usan. Otorgar una contribución proporcional de jubilación”, dice.
El esquema también tiene adherentes entre la oposición del diálogo, por lo que podría ser un camino para explorar.
-¿Qué se debe hacer con moratorios?
-As que tienes que trabajar en una solución diferente. Superarlos es deseable o sostenible, porque otro gobierno viene y genera un nuevo esquema y volvemos al mismo problema. Debe pensar en una salida que sale de acuerdo con el mayor número de sectores y permite una ruta a largo plazo. Y debe entenderse que la pensión es un problema común para la mayoría de los países, por lo que debe trabajar seriamente para que no se agrave.
Una reforma integral. Al pensar en los ejes que debe tener un nuevo sistema de IDESA, algunos puntos centrales se posan.
-Moratorios: “En primer lugar, debe resolver las moratorias. Defina si se toma el PUAM y desde ese piso agregue los años, por ejemplo. No se trata solo de dejar que las moratorias superen. Debe generar incentivos para contribuir”, dice Canalis.
-Regímenes especiales. Se estima que hay 200 “, otro punto en el que hay consenso es revisar los regímenes especiales. Incluyendo las cajas provinciales que tienen regímenes especiales. Prometieron adaptarse para que el gobierno nacional continúe aprobando financiamiento y no lo hace. Continúan pagando beneficios por encima de la fórmula general”.
-Los beneficios duplicados. “Debemos analizar la sostenibilidad de la duplicación de beneficios. Eso genera mucho peso, especialmente para las mujeres que viven más y reciben los dos beneficios durante más años. Hoy en día, el punto es que entre los dos se realiza una jubilación decente. Una alternativa sería proponer la elección de una contribución de una cierta cantidad. Hoy no hay una propuesta clara, pero debe ser parte de una reforma integral”, propusen en IDESA.
-Extensión de años: la madre de todas las batallas. “Se debe revisar la posibilidad del número de años de contribución. En otros países, como en España, se agrega un mes adicional por año. Si este año las personas se jubilan con 65 años, en 2026 deben retirarse con 65 años + 1 mes. Es una regla de actualización lenta que puede servir. La clave es adaptar la cantidad de años a la realidad demográfica actual”, dice el canalis.