Legado de Donatella Versace

La partida de Donatella Versace como directora creativa de la casa fundada por su hermano marcó el cierre de una era de la moda. Después de casi tres décadas a la cabeza de la marca, el anuncio oficial llegó el 13 de marzo e incluso sorprendió a aquellos que ya especularon con un posible cambio. Dario Vitale, ex director de diseño e imagen de Miu Miu, asumirá el comando en abril. Donatella, mientras tanto, estará vinculada a la firma como el principal embajador.
A primera vista, la decisión parece estratégica. Capri Holdings, actual propietario de Versace, está bajo el radar del Grupo Prada, y algunos ya ven en la elección de Vitale un posible guiño hacia una venta futura.
Más allá de ese movimiento de negocios, el legado de Donatella está pasando por un momento de bisagra. Después de casi 30 años de mantener la esencia de la marca después del asesinato de Gianni Versace, el diseñador dejó una marca que va más allá de la estética: construyó un modelo de liderazgo, lealtad familiar y renovación sin perder la identidad.
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Legado de Donatella Versace
El 15 de julio de 1997, Gianni Versace murió asesinado en la puerta de su casa en Miami, un hecho que sorprendió a la industria y al mundo. Ese crimen alteró el destino de la empresa en un instante.
Donatella, quien hasta entonces manejaba la línea versus, estaba a cargo de la dirección creativa. Su santo hermano asumió como CEO. Nadie sabía cuánto podría durar ese esquema, pero sobrevivieron.
Solo tres meses después, en Milán, la firma presentó a la colección Primavera/Verano 1998 un póster que rindió homenaje al trabajo y el amor por Gianni.
Los diseñadores más influyentes de la época: Giorgio Armani, Miuccia Prada, Karl Lagerfeld, estaban allí para acompañar. El espectáculo fue austero y poderoso. Donatella no imitó a su hermano. Sin embargo, sabía cómo mantener el estilo Versace sin convertirse en su sombra.
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Con los años, esa decisión marcó la forma en que dirigió la marca. Mantuvo la fuerza del diseño provocativo, el amor por los tejidos metálicos, los estampados barrocos, las referencias religiosas y el atractivo sexual. Pero también incorporó su mirada. Expandió el espectro, buscó empoderar a las mujeres de un lugar más contemporáneo y agregó innovación sin que se diluya el ADN de Versace.
Moda, poder y cultura pop
Donatella lideró el diseño y moldeó una identidad de marca que cruzó generaciones. Enel 2000, el vestido verde de la jungla que Jennifer López usó en el Grammy causó tanto interés que los motores de búsqueda colapsaron y empujaron a Google a lanzar las imágenes de Google. Dos décadas después, J. lo mostró nuevamente en la pasarela para cerrar la primavera/verano 2020. La colección Versace estaba en las labios de todos y también en todas las líneas de tiempo.
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Ese gesto resumió una de las grandes virtudes de Donatella: conectarse con la cultura pop sin perder la sofisticación. Las alfombras rojas estaban llenas de celebridades con sus diseños. Comenzando con Beyoncé a Lady Gaga, a través de Gigi Hadid o Lil Nas X, la marca sabía cómo leer como un símbolo de lujo y audaz.
Pero Donatella también miró. En 2018, durante los 20 años de muerte de Gianni, diseñó una colección tributo que reunió a las supermodelos clásicas: Naomi Campbell, Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Carla Bruni y Helena Christensen, vestidas con el icónico tejido de oro en oro. El desfile, basado en los años 90, no fue solo un renacimiento. Funcionó como una declaración de principios: el legado estaba vivo y podría resignarse sin nostalgia.
La alianza de Fendi para la colección Fendace también mostró otra faceta de su liderazgo. Lejos de encerrarse en una marca, Donatella optó por la colaboración con otros diseñadores como Kim Jones y Silvia Venturini. El cruce incluyó looks intercambiados, humor, reinterpretaciones de logotipos y una pasarela cargada de estrellas como Kate Moss, Amber Valletta y Naomi Campbell. Pocos nombres en la moda pueden permitirse sin ser devorados por Fusion.
Una visión que trasciende el apellido
Con su partida, Donatella dejó un mapa. Mantuvo el control creativo durante 27 años sin que la marca se convirtiera en un tributo estático. Abrazó la herencia de Gianni, pero construyó su camino. También mostró cómo una empresa familiar puede evolucionar, atraer nuevas generaciones y competir en un mercado global sin perder sus raíces.
El nuevo director creativo, Dario Vitale, llega con una trayectoria sólida. Trabajó en DSquared2, Bottega Veneta y Miu Miu, donde ocupó un papel estratégico con Miuccia Prada. Nacido en Italia, formado en el Marangoni Isituto, representa una nueva camada de diseñadores que manejan tanto la narrativa estética como la proyección comercial. Aunque todavía no presentó su primera colección, su elección parece responder a una lógica clara: respetar los códigos de Versace sin replicarlos.
Mantuvo la fuerza del diseño provocativo, el amor por los tejidos metálicos, los estampados barrocos, las referencias religiosas y el atractivo sexual. Pero también incorporó su mirada “
Paralelamente, las cifras refuerzan el interés en la marca. Prada Group, que hoy aparece como un comprador potencial, informó en marzo un aumento interanual del 4% en sus ventas minoristas y un crecimiento del 93% en Miu Miu, la firma donde Vitale brilló. En ese contexto, su aterrizaje en Versace podría anticipar un gran movimiento corporativo.
Donatella, mientras tanto, no se aleja. En su nuevo papel como la embajadora principal, permanecerá vinculada al universo que ayudó a mantener y expandirse.
“Versace está en mi ADN y siempre en mi corazón”, dijo en la declaración oficial de Capri Holdings. Más que una despedida, su partida suena como una transferencia: ofrece control, pero no identidad.
La historia de Versace no se explica sin Gianni, pero tampoco Donatella tampoco. El suyo era una gestión de riesgos, exposición personal y decisiones difíciles. Sostuvo una marca después de un trauma, reinventó su vínculo con la moda y convirtió su imagen en sinónimo de poder. No dejó una fórmula: dejó una postura.
*Diseñador