La nueva integración de la Corte Suprema ingresa a la etapa final de la disputa judicial y política

Como ejecutivo y legislativo, el poder judicial históricamente estaba sujeto a críticas que a elogios, pero en mucho tiempo este último no tenía tanta atención como ahora, porque su cabeza representada por la Corte Suprema de Justicia probablemente volverá a completar su integración.
Es la política que decidirá el próximo jueves 3 de abril a través de la Cámara del Senado si finalmente el magistrado federal Ariel Lijo da el salto de Comodoro Py al cuarto piso del Palacio Judicial de la calle Talcahuano y si la membresía de Manuel García-Mansilla en la corte más alta no expira en noviembre de este año o antes.
Ambos candidatos propuestos por Javier Milei pasaron por un intenso proceso para llegar a esta instancia: accesiones, desafíos y entrevistas en la comisión de acuerdos de la Cámara Alta, que dio la aprobación de Lijo y no para García-Manilla.
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A fairly paradoxical scenario, so far, the academic did not have the approval in the first instance of the Legislative Power so that his document is discussed in the enclosure, but from the Court, which took him swearing in one act, on the one hand, defined as resounding and, on the other, “fast and formal”, after the meeting of agreements of Horacio Rosatti, Carlos Rozenkrantz and Ricardo Lorenzetti el jueves 27 de febrero, horas después de que Javier Milei firmó el decreto de designación que posteriormente se publicó en la Gaceta oficial.
El caso de Lijo, quien en comisión corrió con un destino diferente, ahora apunta más a la voluntad política principalmente del kirchnerismo, lo que sigue dudando de otorgar parte de los dos tercios de los votos del Senado, entonces, para hacerlo, será uno de los supremes que define si la convicción de Cristina Kirchner es seis o twele años en la prisión en la prisión en la prisión “en el camino”.
Sin embargo, en ese archivo judicial, el enfoque se extiende más hacia García-Manilla, porque en los recursos de quejas que hasta el próximo martes las defensas tienen una fecha límite para presentar, puede ser cuestionada, ya que la forma en que fue designada como Ministro de la Corte puede ser una razón para cuestionar.
Por otro lado, fue el tribunal más alto el que puso los más de veinte años de liso dentro del poder judicial entre la espada y el muro, sin validar la licencia otorgada por Comodoro Py por mantener que no puede ejercer dos magistrados en paralelo, una especie de obligación de resignar, algo que el mismo Lijo dejó claro durante un tiempo que no iba a hacer.
En medio del debate político que se dará el próximo jueves es el capítulo judicial que tiene como protagonista principal, el juez federal Alejo Ramos Padilla, quien tiene en sus manos una protección colectiva en la que se solicitó la inconstitucionalidad del decreto que designó a Lajo ya García-Mansilla como cortesanos. El magistrado de Platense suspendió cualquier decisión después de avanzar que avanzará desde que se emite el Senado en ambas hojas.
Lajo fue muy breve y puntual en la respuesta a la opinión de que Ramos Padilla solicitó con respecto a la demanda iniciada por los Cepis al mantener que no iba a renunciar a su posición y que confiaba en que el Senado aprobó sus especificaciones. Por otro lado, García-Manilla fue más contundente en su alta, en el que solicitó rechazar la solicitud que dijo que es inadmisible, que atento a la orden pública constitucional, que los actores son ilegítimos y que el magistrado no tiene jurisdicción para entender en el caso: “Un juez no puede sacar otro juez”, dijo.
¿El Congreso mata al decreto? Es una de las preguntas que surgen en este momento. Una parte de la biblioteca dice que sí, pero la otra parte plantea la carta de la juramentación como miembro de la corte cuando entiende que el poder legislativo no puede revertir lo que confirma el poder judicial, a menos que sea a través de un juicio político.
Precisamente en este último García-Manilla se explicó a Ramos Padilla cuando dijo que lo logran las garantías constitucionales y que solo puede ser eliminado “a través del mecanismo de juicio político”.
En este último hay opiniones divididas de constitucionalistas que, por un lado, dan la razón a este razonamiento; Algunos argumentan que el académico puede continuar en su posición hasta el final del período legislativo y otros, que un eventual rechazo del Senado causaría el cese en su posición ser automático e inmediato.