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Estrés financiero: cuando la falta de ahorros perjudica la salud mental

En el mundo actual, el trabajo es una de las principales fuentes de estrés, seguida de cerca por la falta de dinero. La incertidumbre económica y la dificultad para cubrir los gastos generan un impacto significativo en la salud mental, causando ansiedad, insomnio e incluso problemas físicos como dolores de cabeza y alteraciones en la presión arterial. La preocupación constante por las finanzas puede afectar la calidad de vida, generando una sensación de abrumadora que interfiere con las relaciones interpersonales, el rendimiento laboral y la toma de decisiones.

Uno de los mayores desencadenantes del estrés financiero es el endeudamiento excesivo. Los préstamos, hipotecas, tarjetas de crédito y deudas acumuladas pueden convertirse en una carga insostenible, generando una sensación de ahogamiento financiero difícil de manejar. Muchas personas caen en la fácil trampa de crédito, sin anticipar las consecuencias de los intereses acumulados y los pagos mínimos que solo prolongan el problema.

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Otro factor clave es el ingreso en los ingresos: los trabajos temporales, los contratos independientes o la inseguridad laboral generan una sensación constante de incertidumbre y preocupación. No saber si habrá suficiente dinero para cubrir gastos esenciales como alquiler, alimentos o servicios básicos puede causar altos niveles de estrés y angustia.

Más allá de la situación económica actual de cada persona, la forma en que se percibe el dinero y maneja tiene profundas raíces en la infancia. Desde los niños, impregnamos mensajes sobre dinero a través de lo que vimos, escuchamos y experimentamos. La programación de los niños moldea nuestra relación con las finanzas: las creencias que adquirimos generan pensamientos, estas influyen en nuestras emociones, las emociones guían nuestras acciones y, finalmente, estas acciones determinan nuestras consecuencias.

Varios estudios muestran que el dolor de pagar es mayor cuando se usa dinero físico, lo que lleva a ser más consciente de los gastos “

Si alguien creció en un entorno donde el dinero era sinónimo de escasez y preocupación, es probable que en la edad adulta experimente ansiedad constante ante cualquier dificultad financiera, incluso si objetivamente tiene los recursos necesarios. Por el contrario, aquellos que crecieron en un entorno donde se discutió el dinero de manera saludable y planificada a menudo desarrollan una relación más equilibrada con sus finanzas, comprendiendo la importancia de los ahorros y la inversión.

Ahorros y salud financiera

Para mejorar la salud financiera y reducir el estrés asociado, es clave desarrollar hábitos de gestión económica saludables. Uno de los errores más comunes es confundir un presupuesto para hacer una “autopsia”. Mantener un registro de gastos sin planificar cómo distribuir dinero futuro no es una estrategia que realmente sirva.

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Un presupuesto implica previamente decidir cómo se utilizarán los ingresos, poniendo prioridades y evitando decisiones impulsivas. La planificación adecuada permite diferenciar entre los gastos necesarios y superfluos, promoviendo el control y la tranquilidad en la administración de dinero.

Otro aspecto importante es la diferencia psicológica entre gastar con tarjeta de crédito y usar efectivo. Varios estudios muestran que el dolor de pagar es mayor cuando se usa dinero físico, lo que lleva a ser más consciente de los gastos. Por otro lado, al usar tarjeta de crédito, la sensación de desapego es menor, facilitando el consumo impulsivo y la acumulación de deudas. Este efecto psicológico se debe a que, al pagar por tarjeta, la transacción se siente menos tangible, lo que puede conducir a más planificada sin una evaluación real del impacto en las finanzas personales.

La clave para reducir el estrés financiero es no ganar más dinero, sino modificar la relación con las finanzas. Cuestionar las creencias adquiridas, la planificación en lugar de reaccionar y darse cuenta de los hábitos de gasto son pasos fundamentales para lograr la estabilidad económica y el pozo emocional. Aprender a gestionar los ingresos, evitar el endeudamiento innecesario y alentar los ahorros son estrategias esenciales para evitar que el dinero sea una fuente constante de preocupación.

Construir una relación saludable con el dinero requiere educación financiera y un cambio de mentalidad, entendiendo que la tranquilidad económica no se basa solo en cuánto se gana, sino en cómo se administra lo que tiene.

* (MN: 66869), Dr. en Psicología, maestro, taller y autor

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