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El ego y los artistas

Castings y pruebas de talento. La orientación a los actores del director. Errores de actuación y los responsables. Las artes y la vanidad.

Por Pablo Argañarás

Para panorama diario

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En los medios audiovisuales cuando observo una acción que no se ejecuta correctamente, mi crítica siempre apunta al director, nunca al intérprete. Siempre es responsabilidad del director cuidar la pieza audiovisual. Y dentro de esos cuidado es el que debe tener al guiar a los actores.

La posibilidad de comentar de esta manera es que existe el audiovisual de la oportunidad de recordar. En el teatro, por ejemplo, esta instancia no lo es. Los actores suben al escenario y muestran su experiencia en las tablas. Y antes de un eventual mal manejo de la actuación, ya no puedes “barajar y dar de nuevo”, están en el escenario, con una audiencia que los observa.

En el cine, el video, los nuevos formatos y la televisión que no están en vivo, esta mecánica varía con respecto al teatro. Para poder repetir la toma, uno como director debe estar atento a la ejecución correcta de las acciones. Si observamos alguna falla o desajuste, nuestra responsabilidad es cuidar al actor, la pieza audiovisual, la corte y el registro, lo que hace las correcciones del caso para que en este nuevo caso se espere.

Es por eso que en el audiovisual las malas acciones son soportadas por el director, no por los actores. Obviamente, el público no sabe, o no tiene que saber esto. Pero lo que resulta en la constante “verdosa” para los actores y actrices que depositan su confianza en las personas que no están preparadas para la gestión. Y esa responsabilidad es mutua. Porque los actores deben revisar el plan de estudios de quién va a dirigir. Porque el futuro de su arrebARá o el final dependerá de las decisiones de esa persona. La mecánica de trabajo funciona al revés en audiovisual. Los directores tomaron un lanzamiento de actores. Creo que debería ser, en muchas ocasiones, hacer lo contrario. Dado esto, lo que juega contra los actores es su ego. Muchos intérpretes se dejan guiar por cualquiera que diga que es director con el único propósito de estar en la pantalla. El ego, la necesidad de aparecer, aparecer, de “Chapear” es tan grande que depositan su confianza en cualquier Imberbe. Así, el ego termina caro. Las malas acciones, que conducen a malas críticas al público, y en muchos casos entierran las carreras actuales. Todo porque el director no es bueno, y porque su mejor habilidad es vender como tal y no prepararse para ser un buen director.

Y sí, el ego … el ego … moneda actual en exponentes artísticos. El cine, el video, la televisión y las redes sociales están llenas de personas pequeñas con grandes egos. Muchas veces me conmovió y tengo que escuchar a diferentes personas que afirman sus virtudes en tales o qué disciplinas artísticas. “Soy un excelente bailarín”, “Soy un muy buen actor”, “Soy el director de esta gran película”, … egos con piernas. Gente pequeña. Profesional. Tienes que hacer y dejar que el trabajo hable por uno. No puedes alabar nuestra propia creación. Es como esos padres lentos que te dicen: “¿Qué tan amable es nuestro hijo?”, Y qué les vas a decir. Para la educación responde obvio.

En el campo artístico esto sucede mucho. Desafortunadamente, falta humildad para reconocer falible. Creo que el mejor artista es aquel que conoce sus limitaciones. Él los trabaja, los pule, está corrigiendo, estudios, entrenados y modifica. Escuche su entorno inmediato, se observa en sus prácticas y está creciendo en su disciplina. Es la única forma de evolucionar en las artes. Prueba, estudio, trabajo duro, ejecución, ajuste y paciencia. La humildad es un muy buen aliado del artista. Lo mantiene enfocado y no se tambalea ante las críticas.

Las buenas acciones en el audiovisual son los méritos del director y los intérpretes. Las malas actuaciones son siempre responsabilidad del director. Por eso es importante que los actores conozcan a quienes los dirigen. Porque no se deja dirigirse a ser dirigido por alguien también es saber cómo cuidar este artículo. Excepto que “el ego se dirige a la cola”, y no estamos interesados ​​en la calidad del trabajo, sino en la “hoja”, para decir, para decir que actuó en esta o esa cosa.

Dejar el ego a un lado siempre es saludable para los actores, directores y artistas en general. Es saludable para el ser humano.

Pablo Argañará es lic. En cine y televisión

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