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De Bergoglio a Francis | Perfil

El texto a continuación es un fragmento del libro The Inirfless Polemicist, escrito por Carlos Cámpora, sobre la trayectoria del ensayista argentino Juan José Sebreli. En este trabajo, un capítulo está dedicado al ensayo de Dios en el laberinto, en el que tanto Cámpora como Sebreli y otros autores cuentan la vida del pontífice antes de convertirse en el Papa que llegó del fin del mundo.

Un hombre diferente. “El carisma de Wojtyla (John Pablo II) era diferente de Bergoglio”, dijo Sebreli en 2016. “La relación con la gente era, en los medios polacos, multitudes. En Bergoglio, de persona a persona, a veces a través de cartas o llamadas telefónicas Ratzinger (Benedict XVI), producto de la cultura alemana de Elite; (Sebreli, 2016).

El ensayista se refiere a algunos “gestos” de Francisco (por ejemplo, permanecer en Santa Marta), a través de los cuales trataría de mostrarle al mundo las características de su papado. Sebreli consideran estos “gestos” que podrían interpretarse como humildad, simplicidad, rechazo de lujo, como típico de un líder populista (el capítulo donde aborda estos aspectos conlleva el título de “Francisco, un papa populista”), una caracterización que lleva al ensayo a hacer un comparación audaz.

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“Cuando querían ponerse los hombros el Cabo cubierto de armonía y ropa de tamaño, copiada por las papas de los emperadores romanos, la rechazó diciendo: ‘El carnaval ha terminado, mantienen esa ropa’. Esos gestos de ropa conforman el armario populista “, dijo Sebreli. Tanto el movimiento de los sacerdotes del tercer mundo como la teología de la liberación fueron reemplazados por la teología de la pobreza. Bergoglio optó por el concepto “Iglesia de los Pobres”, que lo distanció de la teología de la liberación (Sebreli).

Antes de ser Francisco. Antes de convertirse en el Papa, Bergoglio desarrolló su trayectoria anterior dentro de la Sociedad de Jesús.

Nació el 17 de diciembre de 1936. El seminario comenzó en el clero diocesano en 1958 en Villa Devoto y luego continuó el noviciado en Córdoba. En 1960 tomó sus primeros votos de la pobreza, la castidad y la obediencia.

Una segunda etapa de formación, el Juniorado, llevado a cabo en la comuna rural de Padre Hurtado, a 20 kilómetros de Santiago de Chile. Después de un año regresó a Argentina para estudiar filosofía y teología en el Máximo College. Después de tres años, la Sociedad de Jesús lo envió a enseñar a estudiantes de cuarto y quinto año en la ciudad de Santa Fe. Después de dos años de enseñanza, regresó a Buenos Aires. Al año siguiente viajó a España, donde permaneció durante seis meses, para cumplir con la última prueba a la que los jesuitas se presentaron antes de ser admitidos definitivamente dentro de la orden.

Debe recordarse que, después de varias etapas de formación, Bergoglio ordenó sacerdote en 1969. En ese período de su formación, que cubrió doce años, varios eventos ocurrieron no solo en el mundo católico en general, sino también en el orden de los jesuitas en particular.

La realización del Segundo Vaticano (1962-1965) dio lugar a un gran debate en las diferentes órdenes religiosas, las iglesias locales y el mundo católico en general. Además, hacia la última etapa del Consejo, en mayo de 1965 el padre español Pedro Arrupe fue elegido.

La elección de Bergoglio de ser provincial de la Orden en Argentina fue precedida por ciertas circunstancias que ocurrieron en compañía de Jesús en nuestro país, ya que había una incomodidad dentro de ella con el provincial Ricardo O’Farrell Religiosos y aumentó la división entre las diferentes corrientes internas, todos los cuales condujeron a la percepción de falta de conducción).

Cuando de Roma acordaron separar a O’Farrell, en medio de esta urgencia para encontrar que el candidato era una nueva orden provincial, la figura de Bergoglio estaba ganando alivio.

“Bergoglio estaba emergiendo como líder sobre la base de su astucia y moderación. Su apego a la disciplina religiosa y la preocupación por la profundización de la Formación Ignatiana otorgó su propio regalo. Pero fue su voluntad de tomar decisiones y generar cambios lo que entusiasmó al grupo que lo nominó”. (Larraquy, 2016).

Después de una consulta a varias instituciones internas de los jesuitas en el país, el padre Arrupe decidió por Bergoglio para la conducción de la provincia argentina, iniciando su mandato el 31 de julio de 1973, que se renovaría por otros tres años. Sin embargo, cuando dejó el puesto de Provincial y luego ocupó el rector del Máximo College, la influencia de Bergoglio continuó, durante otros seis años, bajo el liderazgo de su sucesor, Andrés Swinnen, mientras se destaca Larraquy: Swinnen mantuvo la actual orientación pastoral y parroquia.

“Del rector, Bergoglio era un ‘estado paralelo’. Era el estratega, que “pensaba” en la compañía, y Swinnen aceptó sus orientaciones y estaba preocupado por darles canal “. (Larraquy, 2016).

Después de esos años cuando Bergoglio ocupó un sitio central en la empresa, hubo un momento en que perdió ese lugar para la llegada de nuevas autoridades en la orden. In that period, he complied with varied and not very important activities within the company, but his fate changed again thanks to Cardinal Quarracino, who gave a new impulse to the trajectory of Bergoglio, as Sebreli stands out: “From that inner exile a conservative cardinal, Antonio Quarracino, a key character for his ascension when he designated his assistant for the southern zone of the southern area of ​​​​the southern area of ​​​​the southern area of La ciudad de Buenos Aires.

A finales de 1993, Quarracino designó a Bergoglio Vicario General de la Arquidiócesis, asignando control administrativo e institucional, y luego lo nombró obispo Coadjutor, lo que le otorgó el derecho a sucesión al arzobispado de Buenos Aires.

En resumen, la trayectoria de Bergoglio dentro de la Sociedad de Jesús presenta diferentes momentos, ocupando en varios de ellos lugares sobresalientes como rector de la universidad máxima y provincial de la Orden. Además, después de un período de ocupación de un lugar de menor alivio en la compañía, el conservador cardenal Antonio Quarracino lo rescató paradójicamente de él.

Por otro lado, el padre Arrupe, quien ocupó la posición más alta dentro de la orden de los jesuitas, cumplió un papel importante en la promoción de una mayor participación de sus miembros en la “lucha contra las injusticias”. Con respecto a Bergoglio, así como el ascenso de Arrupe lo ayudó en su carrera, la caída en la desgracia de esto lo dañó. Además, en cuanto al momento en que Bergoglio sirvió como provincial de la Orden, tuvo que intervenir en eventos significativos como el paso a manos de los laicos del Usal.

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