Agro Argentino: El impulso económico es el gran desafío 2025

El sector agroindustrial argentino continúa siendo un pilar fundamental de la economía nacional. Según los datos de la Bolsa de Rosario en 2023, 1 de cada 4 pesos recopilados por el Estado Nacional provenía de Agribusness, que también generó 1 de cada 5 empleos en el sector privado.
Un informe reciente de FADA destaca que en 2024 las exportaciones del sector crecieron en un 25% y 6 de 10 dólares generados en Argentina provienen de los agronegocios.
Con actividades que van desde la producción de granos y carnes hasta economías regionales como vino, cítricos y hierba mate, la agricultura también se proyecta como un motor clave para la recuperación económica en 2025.
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Agro sector: “A pesar de la sequía, las exportaciones aumentaron un 25%”
Las proyecciones económicas para 2025 muestran un panorama alentador. La Bolsa de Rosario estima que el ingreso de la moneda agrícola en 2025 alcanzará los US $ 31.5 mil millones, con un aumento proyectado del 4.3% en comparación con el año anterior.
Paralelamente, el Banco Mundial proyecta un crecimiento del PIB argentino del 5% para este 2025, impulsado por la minería, la energía y el sector agrícola. En 2024, el entusiasmo inicial por el nuevo ciclo productivo se atenuó por la proyección de márgenes de rentabilidad ajustados. La caída en los precios internacionales, especialmente en la soja, afectó las decisiones de plantación e inversión de los productores.
Agricultura, impacto climático y reducción de retenciones
El clima también ha jugado un papel importante en esta campaña. Las sequías en regiones clave, incluida la zona central, podrían traducirse en una pérdida de entre 2 y 3 millones de toneladas de soja y maíz, según informes del USDA y la Bolsa de Rosario.
En cualquier caso, las lluvias abundantes de finales de enero y febrero mejoraron la situación de los cultivos en áreas productivas clave, por lo que la cosecha aún no está definida y se ha vuelto más optimista con el paso del tercer mes del año.
Dado este escenario, la excelente noticia fue la decisión del gobierno nacional de implementar una reducción temporal de retenciones para soja, maíz, trigo, girasol, sorgo y cebada, además de la eliminación total de las economías regionales. La medida representa un alivio para los productores en un contexto de posibles rendimientos de menores y precios internacionales estancados. A pesar de la desaceleración inflacionaria, los costos de administración y estructura, medidos en dólares, son altos, lo que afecta la rentabilidad de las granjas agrícolas.
Cosecha 2024 – 2025
Como generalmente es de costumbre, el rendimiento de la cosecha gruesa que se avecina será clave para determinar las inversiones en maquinaria y tecnología, lo que, agregado a factores como la evolución del tipo de cambio, las tasas de inflación y la continuidad de la reducción de las retenciones influirán en la estrategia de los productores.
Un punto crítico será la tasa de liquidación de grano entre marzo y junio, cuando se definan los rendimientos de soja y maíz.
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Si bien se lleva a cabo una parte importante de las ventas en esos meses para cumplir con los compromisos financieros, la incertidumbre con respecto a los precios internacionales podría afectar las operaciones comerciales de los productores, esperando posibles mejoras en los precios de los granos. Después de años de decisiones más financieras que productivas, los empresarios agrícolas deben centrarse en este último punto, ajustar sus decisiones y comprender la nueva realidad.
Innovación y bioeconomía agraria
La bioeconomía puede consolidar el país en los mercados internacionales, no solo como proveedor de productos básicos, sino también de productos diferenciados con alto valor agregado. Por ejemplo, el reemplazo de nutrientes a través de la fertilización, por ejemplo, es una cuenta pendiente en la que Argentina está rezagada con competidores internacionales como Brasil y los Estados Unidos, lo que podría afectar la sostenibilidad de los rendimientos a largo plazo como resultado del deterioro de sus suelos.
La agricultura argentina tiene un desafiante 2025, con un gran potencial de crecimiento que debe acompañarse con la innovación tecnológica, las políticas de acceso a la financiación y la mejora de la infraestructura. Finalmente, la reducción y eliminación de impuestos distorsionados y apoyo para su inserción internacional, impulsará tanto la producción de productos básicos como los productos específicos para los mercados globales cada vez más exigentes.
*Director de carreras de ciencias agrícolas en la Universidad de Belgrano