
Estados Unidos lleva su rivalidad con China a alta mar
Estados Unidos todavía tiene la armada más poderosa del mundo, pero parece haberse dado cuenta de que eso ya no es suficiente para reafirmar su supremacía en alta mar.
Si las declaraciones del presidente Donald Trump sobre la construcción naval, el Canal de Panamá y Groenlandia sirven de base, el presidente quiere aumentar el poder marítimo de Estados Unidos en varios frentes, tal como ya lo está haciendo China.
La creciente influencia de Pekín en los océanos del mundo es un desafío a los esfuerzos de Washington por proteger sus intereses.
Si bien Estados Unidos todavía domina los mares militarmente, es más débil en otros sectores marítimos, como la navegación mercante y la construcción naval, dijeron analistas a la AFP.
Trump dijo al Congreso estadounidense la semana pasada que su administración “resucitaría” la industria de la construcción náutica del país “incluyendo la construcción naval comercial y la construcción naval militar”.
Sobre China, se ha quejado de que Pekín “controla” el Canal de Panamá y se ha negado a descartar el uso de la fuerza militar para arrebatar el control de un activo estratégico vital.
El presidente ha sido igualmente franco en su deseo de apoderarse de Groenlandia, un territorio danés cuyas reservas minerales y petroleras sin explotar codicia.
Y quiere gravar con impuestos a cualquier buque chino que atraque en puertos estadounidenses.
La investigadora Sophie Quintin, de la Universidad de Portsmouth en el Reino Unido, dijo que el enfoque de Trump olía a un regreso al “navalismo”, una teoría que enfatiza la importancia del poder marítimo defendida por el oficial naval estadounidense del siglo XIX Alfred Mahan.
Por otro lado, Trump podría estar simplemente apelando a su base de votantes populistas, los fieles del movimiento Make America Great Again (MAGA).
“Es difícil saber si es el fruto de una verdadera reflexión estratégica”, dijo Alessio Patalano, especialista en estrategia marítima del King’s College de Londres.
“Al final, no importa. Servir a los intereses de los votantes de MAGA reiniciando los astilleros navales o gravando a los barcos chinos conduce a una política navalista”.