
La propaganda rusa cambió su tono, pero también lo hizo Estados Unidos
Es una señal de estos tiempos extraordinarios que hasta los viejos propagandistas del Kremlin se estén esforzando por cambiar de tono.
En los medios rusos controlados por el Estado, las referencias despectivas al “Occidente colectivo” y a los “anglosajones” –un código diplomático apenas velado para referirse a los estados liderados por Estados Unidos– han sido silenciosamente abandonadas. En cambio, es sólo lo que el Kremlin llama “el viejo mundo” de Europa, sin su socio estadounidense, el que está siendo criticado.
En su programa de noticias de mayor audiencia, Dmitry Kisylov, un destacado portavoz del Estado que alguna vez se jactó de cómo Rusia podía reducir a Estados Unidos a un montón humeante de cenizas radiactivas, ahora habla de una “gran troika” que domina el mundo: China, Rusia y Estados Unidos.
“Ahora el partido de la guerra europeo quiere intensificar aún más el conflicto ucraniano”, dice Kisylov a sus millones de espectadores rusos.
Pero “si lo simplificamos, ahora todo lo decide la gran troika –Rusia, China y Estados Unidos– que formará la nueva estructura del mundo. La Unión Europea como fuerza política única ya no existe”, añade.
Es una visión sombría que ya se está desarrollando en los campos de batalla de Ucrania, donde la administración Trump, decidida a poner fin al derramamiento de sangre, está ejerciendo presión sobre una Kiev en conflicto.
Para alarma de los aliados occidentales, el presidente estadounidense Donald Trump ha hecho concesiones asombrosas al Kremlin, la más reciente de las cuales fue la suspensión de la ayuda militar estadounidense a Ucrania, para regocijo del Kremlin. Trump también ha rechazado la idea de que el país, que ha estado luchando contra una invasión rusa a gran escala desde febrero de 2022, sea miembro de la OTAN en el futuro y tenga garantías de seguridad estadounidenses.
Al iniciar unilateralmente las negociaciones con Rusia por encima de Ucrania y Europa, Trump ha iniciado un proceso controvertido para sacar a Moscú del frío diplomático, sembrando la desunión entre los aliados tradicionales de Washington. Ambos son objetivos del Kremlin desde hace mucho tiempo.
La humillación pública que Trump le propinó al presidente ucraniano Zelenski durante una reciente visita a la Casa Blanca subrayó para muchos rusos lo radical que ha sido el cambio en Estados Unidos.
En ocasiones, los medios controlados por el Kremlin tuvieron dificultades para conciliar los impactantes acontecimientos.
“Por un lado, Trump habla de paz y los políticos cercanos a él dicen que están interesados en el éxito de Ucrania”, observó Igor Naymushin, reportero de los medios estatales rusos.
“Pero, por otro lado, desde Washington parece que está dando a Rusia todas las cartas y herramientas para continuar con éxito la operación militar especial y lograr el éxito directamente en el campo de batalla”, añadió Naymushin, utilizando un eufemismo común en Rusia para sus acciones en Ucrania.
En Rusia, los medios fuertemente controlados reflejan el estado de ánimo del Kremlin, al igual que las palabras de los funcionarios rusos que ahora resaltan las divisiones entre Estados Unidos y Europa mientras cambian de opinión sobre el historial histórico de Washington.