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Monseñor Martínez Ossola: “Francisco deja una iglesia en movimiento, al servicio de los pobres”

El obispo auxiliar de Santiago del Estero reflexionó sobre el legado del Papa Francisco, quien murió el lunes pasado.

En una entrevista exclusiva con la libertad de opinión, el obispo auxiliar de Santiago del Estero, el monseñor Enrique Martínez Ossola, compartió profundas reflexiones sobre el legado del Papa Francisco, a quien ha conocido durante casi 50 años.

Destacó su sólida formación teológica y filosófica, típica de los jesuitas, y recordó los momentos personales compartidos con Jorge Bergoglio desde la década de 1970, cuando ya estaba emergiendo como una figura singular dentro de la Sociedad de Jesús. “No encontrarás a un tonto jesuita”, dijo el obispo, y recordó que a los 38 años, Francisco ya era provincial, en una posición de gran demanda.

Martínez Ossola también revisó los momentos menos conocidos del pontífice argentino, como el tiempo, relegado, vivió dos años en Córdoba sin tareas fijas. “Francisco es una versión mejorada de Bergoglio”, sintetizó el obispo, refiriéndose al proceso de maduración espiritual del Papa actual.

Recordó su última visita al Vaticano, en febrero del año pasado, donde el Papa bromeó con los obispos de Santiago sobre la posibilidad de darle a Santiago del Estero un lugar preponderante dentro de la estructura eclesiástica nacional: “Si voy a laentina, voy a Santiago del Sero, voy al pecho”.

Para Martínez Ossola, la frase que mejor resume el pontificado de Francisco es tan pronunciada en su primera entrevista como Papa: “Sueño con una iglesia pobre para los pobres”. En ese sentido, valoró especialmente el enfoque pastoral de Francisco, centrado en la escucha y la renovación de la iglesia. “Deje una iglesia en un estado de asamblea, que está siendo repensado, que no está instalado en un sitio fijo, pero está atento a los signos de los tiempos”, dijo.

En cuanto al proceso sinodal promovido por Francisco, el obispo comentó su personaje revolucionario: “Por primera vez, la iglesia se sienta a escuchar a las personas. Necesitamos prestar atención a lo que escuchamos, no entrar por un oído y salir al otro”. Para el prelado, el Papa entiende las debilidades humanas y sabe que la fe y la acción pastoral deben adaptarse a los desafíos del presente, sin perder de vista la esperanza: “Con Dios, todo es posible”.

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