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BLOG: Noruega, el país más rico de Europa, no puede conservar Sagosen y Lunde. ¿Por qué?

El Kolstad, que en un principio se consideró un punto de inflexión en el balonmano europeo, un equivalente noruego a proyectos ambiciosos del norte de Europa como el Aalborg y el GOG, y una forma de construir un equipo formado por jugadores nacionales con un entrenador local famoso, se abrió paso rápidamente a la máxima competición europea. Recordemos que se le dio un puesto por delante de clubes como el Dinamo de Bucarest, el Kadetten Schaffhausen y el Celje Pivovarna Laško.

Sin embargo, en tan solo dos años, el Kolstad se ha derrumbado y no ha superado la prueba. La decisión de la EHF de conceder al club noruego un puesto en la Liga de Campeones (a pesar de no tener historia ni garantías) fue una clara señal de buena voluntad y un intento de conectar con el mercado del país más rico de Europa. Pero la buena voluntad por sí sola no es suficiente…

Hace unas semanas, Sander Sagosen admitió en una entrevista que había sido “ingenuo” al hablar de su traslado desde el poderoso THW Kiel alemán de vuelta a su tierra natal. Sagosen, uno de los mejores jugadores de balonmano de la última década, a quien se menciona a menudo en la misma frase que Karabatić, Hansen, Landin y Mem, ha sufrido un importante descenso tanto en los resultados como en la forma, lo que ha afectado también al rendimiento de la selección nacional. Su huida de Kolstad a Aalborg parece ser la única manera de volver a ser el jugador número uno del mundo. Otros jugadores noruegos de primer nivel, como Bergerud y Rød, han tomado la misma decisión de abandonar el proyecto.

Pero Sagosen no es la única “víctima” de la extraña forma de abordar el balonmano en Noruega o de la incapacidad de este deporte para establecer un modelo sostenible. El club femenino Vipers Kristiansand, tres veces campeón de la Liga de Campeones de la EHF, que en su día contaba con algunos de los nombres más importantes del balonmano femenino, incluidas estrellas noruegas, ha desaparecido por completo. El club se declaró en quiebra.

Incluso Katrine Lunde, un icono deportivo, un tesoro nacional y una de las mejores guardametas de la historia del balonmano, se ha quedado sin club en su propio país. Apenas cuatro meses después de ganar el oro olímpico en París, de repente se encuentra sin un lugar en el sistema de balonmano de Noruega. Una realidad brutal. Suena a mal chiste. Tuvo que irse a Dinamarca, igual que Sander.

Todo esto está sucediendo en el país más rico de Europa. Una nación conocida por el éxito deportivo. Un lugar donde las reglas supuestamente garantizan la estabilidad. Y, sin embargo, tanto Sander como Katrine se han visto obligadas a irse.